
Una vez Odenato le dijo a su hijo:
- Pídeme lo que quieras y te lo daré.
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El Príncipe muy emocionado, pues conocía a su padre, le contestó:
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- Te lo agradezco de todo corazón. ¿Puedes darme tiempo hasta mañana?. Tengo que pensar.
- Muy bien - dijo Odenato - Hasta mañana.
Al día siguiente, el hijo fue a ver a su padre y le pidió un caballo.
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- Ah no - le contestó Odenato - no tendrás el caballo.
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- ¡Pero me habías prometido darme lo que quisiese!
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- ¿Y no he mantenido mi palabra? ¡ Me pediste tiempo y te lo he dado !