Un hombre fue un día a ver a Odenato y le dijo:
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- Dicen, Basileus, que eres un hombre sabio, competente y erudito. Yo estoy muy ocupado y tengo un montón de cosas que hacer y tú siempre estás hablando de la existencia y del poder de Dios. ¡Oye!, no tengo demasiado tiempo, así que muéstrame a Dios.
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Odenato se quitó el zapato, golpeó al hombre en la cabeza y siguió hablando con sus Nobles.
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El hombre fue chillando a ver a todos los ciudadanos y se quejó de la brutalidad.
- Hice a Odenato una pregunta perfectamente normal y él me pegó en la cabeza, es un Rey cruel
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Los representantes de las ciudades, se quejaban, Majestad, esto no está bien. El hombre Os hizo una pregunta perfectamente normal y Vos le habéis hecho daño.
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Entonces Odento, serio, con sus atributos imperiales gritó a sus subditos:
- ¡Si él me muestra el dolor, yo le mostraré a Dios!